Tecnología

Desintoxicación digital: cómo terminar con la adicción en niños

¿Cómo podemos moderar el uso de la tecnología en los más jóvenes? ¿En qué momento debemos tomar consciencia del tema?

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Debido a estos dos años de confinamiento y encierro, el aprendizaje a distancia y el distanciamiento social provocaron un mayor uso de la tecnología tanto en los niños como en los adolescentes. Sabemos que los dispositivos electrónicos pueden ser muy prácticos y útiles, pero también pueden llegar a convertirse en una herramienta perjudicial para los más jóvenes. ¿Hay algo que podamos hacer para desintoxicar a los más pequeños de toda esta tecnología?

La tecnología y sus consecuencias

Los posibles efectos de una desmedida exposición a corto y largo plazo en los niños, incluyen la pérdida de sueño y el interés en las relaciones interpersonales o actividades, el descuido de las tareas escolares, conectarse para evitar confrontar con sentimientos desagradables y hacer berrinches cuando se limita el tiempo frente a la pantalla.

Los niños que carecen de relaciones gratificantes y enriquecedoras o que sufren problemas de socialización corren un mayor riesgo de desarrollar hábitos digitales inapropiados o excesivos

Si algo de esto suena familiar, se debe a que el llamado uso problemático de internet tiene un parecido impactante con el tipo de comportamiento que expertos en adicción asocian con el abuso de sustancias. Esto se debe a que los niños obtienen placer a través de la utilización de esta herramienta, lo que modifica los niveles de dopamina en su cerebro.

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Entonces, la exposición desmedida que estamos atravesando hoy en día puede generar una sobre estimulación que produzca dependencia.

Es clave tener en cuenta que estamos viviendo momentos de disrupción tecnológica abrupta y como padres debemos recordar que son tiempos diferentes a los de nuestra infancia

Recomendaciones para una desintoxicación digital

En la era pandémica el uso de los medios digitales ya no es un extra opcional, o sea, algo que puede separarse de la vida diaria. Se trata de herramientas que llegaron para quedarse y nos ayudan desde la posibilidad de abrir un mundo de conocimiento hasta mantenerse en contacto con amigos o familiares a distancia.

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Es por eso que estas estrategias no pretenden prohibir su uso, sino tomar medidas para encontrar un equilibrio saludable con nuestros dispositivos digitales y alentar los descansos temporales de las pantallas.

1. Desconectarse como forma de rutina

Es posible proponer un día a la semana sin tecnología digital y comprometerse a pasar tiempo de calidad juntos sin usar dispositivos electrónicos.

Manteniendo estas restricciones nos va a permitir disminuir nuestra dependencia hacia estos dispositivos electrónicos. También resulta muy útil establecer una hora de dejar los dispositivos, por ejemplo, a la hora de cenar. En ese momento guardan todos los dispositivos o se dejan cargando para pasar la noche.

2. Limitar el uso en la vida diaria

No usar nunca dispositivos electrónicos a la hora de comer, ya que no le permite al niño interactuar con la familia y la comida. Para ello, lo mejor que se puede hacer es dejar los dispositivos fuera de las habitaciones de los niños y no usarlos nunca antes de ir a dormir, ya que el estímulo lumínico va en contra de la segregación normal de hormonas que favorecen el sueño.

3. Nuevas formas de entretenimiento

Cambiar el tiempo de pantalla por el juego no estructurado y la interacción humana es una excelente forma de disminuir esta adicción y poner en foco en actividades más saludables.

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La oportunidad de pensar de forma creativa, resolver problemas y desarrollar el razonamiento y las habilidades motoras es más valiosa para el cerebro en desarrollo que el consumo pasivo. Es cuestión de ponerse manos a la obra e ingeniárselas con juegos creativos y divertidos para reemplazar la pantalla digital.

4. Reflexionar sobre este consumo

En especial con adolescentes, una gran herramienta es compartir momentos mirando ciertos contenidos y enseñarles a adoptar una actitud reflexiva sobre lo que están consumiendo y por qué lo hacen. Lo mejor es tener conversaciones abiertas y honestas con sus hijos sobre sus preocupaciones y encontrar juntos soluciones positivas.

Este tipo de enseñanzas no es algo que los jóvenes puedan encontrar navegando por internet o las redes sociales. El contacto humano y las conversaciones honestas con los más cercanos dejan una profunda reflexión y permite que los adolescentes se sientan comprendidos de verdad, en lugar de refugiarse tras una pantalla.

5. Como adulto, dar el ejemplo

Es muy difícil alentar a los niños y adolescentes a que reduzcan el tiempo que pasan frente a la pantalla si ven que los adultos responsables están constantemente chequeando sus dispositivos. Esta no es la clase de ejemplo que queremos que nuestro hijos copien.

Como ya hemos mencionado antes, el uso de estos dispositivos es algo que llegó para quedarse, pero no significa que tiene que apoderarse de nuestras decisiones. Lo que se recomienda hacer es moderar su uso, respetar los horarios y los espacios establecidos en el hogar, como también mostrar disfrute haciendo actividades que no involucren tecnología.

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