SAOCOM: el nuevo satélite argentino

El satélite fue desarrollado y fabricado por la CONAE junto con más de 70 empresas y organismos públicos y privados.

El satélite Saocom es la nueva estrella espacial argentina y se lanzó desde la Base Vandenberg, en Santa Bárbara, California, Estados Unidos. El satélite permitirá, entre otros usos, anticipar las sequías e inundaciones a través de visiones casi en tiempo real y fotografías.

El Satélite Argentino de Observación con Microondas SAOCOM 1A fue desarrollado y fabricado por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) junto con empresas y organismos como INVAP, VENG y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), con participación de numerosas empresas de tecnología e instituciones del sistema científico-tecnológico del país y en colaboración con la Agencia Espacial Italiana (ASI).

Leé también: Consecuencias del cambio climático: calor, incendios y agobio

Los satélites SAOCOM serán dos en total, ya que además del 1A, el 1B está en construcción y será lanzado el año que viene. Fueron diseñados para aportar datos que generen un incremento en la productividad y en la competitividad, así como también generar mapas de humedad de los suelos. Su objetivo es emitir imágenes del agro para poder gestionar y prever situaciones de emergencia hídricas y vigilar el mar argentino.

Además de los SAOCOM, Argentina en convenio con Italia cuenta con otros 4 satélites en órbita que están ubicados todos a la misma altura, de manera que funcionen todos juntos como una herramienta para observar la tierra y de esa manera monitorear, con un desfasaje de 12 horas que es cuando se hace cada actualización, cualquier tipo de catástrofe. Lo novedoso es que van a proveer información durante todo el día, incluída la noche y sin importar las condiciones meteorológicas.

Puede interesarte: Cambio climático: diez formas sencillas de reducir tu impacto ambiental

También el satélte presentará beneficios para el área de salud, dado a su comprobado impacto socio-económico al informar sobre las condiciones de humedad del suelo.

Usos más destacados

Dos de las tres aplicaciones más importantes están dirigidas a agricultura (proyecto conjunto con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria-INTA) y el tercero a hidrología (proyecto conjunto con el Instituto Nacional del Agua-INA), y tienen los siguientes objetivos:

  • Dar soporte a los productores agrícolas en el proceso de toma de decisión en relación a siembra, fertilización y riego, en cultivos como soja, maíz, trigo y girasol.

Leé más: 11 consejos científicos para aprender cualquier cosa más rápido

  • Brindar soporte a los productores agrícolas en relación al uso de agroquímicos, usados para la fumigación, para el control de enfermedades en cultivos, sobre todo para detectar la fusariosis de la espiga de trigo.
  • Mejorar la gestión de riesgos y emergencias hidrológicas, potenciando la capacidad de modelación hidrológica y de pronóstico, de manera que se puedan minimizar las pérdidas económicas producidas por las inundaciones.

También será posible identificar zonas en riesgo de inundación y dar aviso tempranamente, detectar suelos extremadamente secos que puedan ser afectados por incendios, producir mapas de riesgo de enfermedades de cultivos y evaluar escenarios para la toma de decisiones de siembra y fertilización, obtener mapas de desplazamiento de glaciares, así como otros mapas de desplazamiento del terreno y mapas de pendientes y alturas; prevenir, monitorear, mitigar y evaluar catástrofes naturales como terremotos, avalanchas o erupciones volcánicas o antrópicas, son algunos de los múltiples usos.

Si te interesó la nota, seguí leyendo: