Arantxa Sánchez Vicario, ex número 1 del tenis: tambalea su patrimonio y su estabilidad familiar

Para Arantxa Sánchez Vicario, Miami ha pasado de ser un paraíso, una vía de escape a su guerra familiar y a su exposición pública en España, a convertirse en un mal sueño.

Todo comenzó antes del casamiento, en 2007. Sus padres no veían con buenos ojos al empresario y le pidieron a un detective que lo investigue. El resultado fueron deudas y problemas judiciales para el español.

Como último intento, su familia le aconsejó firmar un acuerdo matrimonial, en el que quede establecido que sus ganancias estarían a salvo. Santancana no lo consideró apropiado y Arantxa apoyó la decisión.

Con el correr del tiempo la situación fue empeorando. Más se aferraba a su marido, más se alejaba de sus padres y hermanos, a tal punto que en 2012, bajo el consentimiento de Santacana, publicó un libro en el que denunció la mala gestión que habían hecho sus padres con las ganancias obtenidas a lo largo de su carrera deportiva.

Mudanza a Miami

Llegó a la ciudad del sol hace cuatro años con su esposo Josep Santacana y al cabo de dos años empezaron los problemas de pareja. Desde entonces hasta ahora han vivido separados, en dos barrios distintos y la relación se ha ido deteriorando hasta estallar.

El proceso de divorcio está en marcha en un juzgado de Miami con los dos hijos de la pareja, Arantxa y Leo, de nueve y siete años, en el centro del huracán

Por fuentes próximas a la familia de la tenista ha trascendido que Santacana ha pedido la custodia de los niños alegando que su madre padece problemas psicológicos que la incapacitan para atenderlos. A su vez, en un intercambio de golpes, ella ha demandado a Santacana por llevarse parte su patrimonio, incluidos trofeos, y el juez ordenó su devolución la semana pasada.

La vida de Arantxa en Miami ha sido discreta, centrada en sus hijos y en su trabajo en una academia de tenis o dando clases magistrales particulares a clientes adinerados. Santacana se ha dedicado a sus actividades empresariales y solía pasar temporadas de trabajo en Barcelona.

Hoy la pareja está destrozada y distintas fuentes próximas a ambos, coinciden en señalar que la tenista se ha vuelto a acercar a su hermano Emilio, que vive en Florida. Roto su matrimonio y vuelto enemigo su aliado, Arantxa está recuperando nexo con los suyos, pese a que en 2012, ya casada con Santacana, acusó en su libro ¡Vamos! a sus padres de arruinarla.

Paralelamente a sus problemas personales y patrimoniales derivados de su matrimonio, en las últimas horas se ha conocido que el Banco de Luxemburgo ha pedido a Arantxa Sánchez Vicario y a Josep Santacana, que ingresen en prisión provisional por una deuda pendiente de 7,5 millones de euros, según informa Jesús García.

La entidad financiera se ha querellado contra la pareja –que está en proceso separación– por los delitos de alzamiento de bienes y fraude. El titular del juzgado de instrucción número 4 de Barcelona tendrá que decidir si acuerda la medida o la desestima, según fuentes judiciales.

En 2009, el Supremo condenó a Sánchez Vicario a pagar una multa por fraude fiscal que, con los intereses, ascendió a 5,2 millones. Hacienda cobró esa cantidad gracias a un aval del Banco de Sabadell que, a su vez, recuperó el dinero mediante un contraaval suscrito con el Banco de Luxemburgo. La entidad luxemburguesa cumplió con la garantía y, desde 2010, intenta en vano reclamar las cantidades a la tenista. Esta alega que desconocía su patrimonio porque había sido manejado por su padre.

El banco inició entonces un procedimiento civil y la justicia le dio la razón. La cantidad supera la fijada en la sentencia y asciende a los 7,5 millones por los intereses. La entidad, sin embargo, no ha logrado recuperar esta cifra millonaria y ha decidido iniciar un procedimiento penal.

Fuente: elpais.com