Cada temporada de fin de año, familias y amigos se reúnen para compartir las fiestas navideñas y de año nuevo rodeados de afecto, amabilidad y experiencias. En el ambiente ideal de vacaciones, a menudo representado en anuncios y medios de comunicación, tales reuniones son lugares de calidez, aprecio y felicidad general.
En un artículo publicado en The Conversation, el psicólogo Nicholas Joyce escribe que “si sus fiestas y vacaciones están marcadas por el estrés, entonces puede ser parte del resto de nosotros, donde las fiestas traen a la luz cuestiones reales además de las experiencias positivas de la temporada”.
“En mi trabajo diario como psicólogo, especializado en terapia de salud mental con adultos jóvenes, las vacaciones siempre traen problemas profundamente arraigados” explica.
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Para muchos, la familia es algo que han evitado al mudarse a otra ciudad para estudiar, independizarse e irse de casa, por lo tanto, regresar a casa durante las fiestas los obliga a participar en lo que no quieren hacer y han evitado con éxito durante meses.
Para las personas con conflictos familiares, esto prepara el escenario para el desastre e incluso la mala salud. “El estrés a largo plazo se ha relacionado con problemas digestivos, enfermedades del corazón, tristeza y depresión. Algunos estudios han demostrado que las personas sometidas a estrés tienen más infecciones virales” sostiene este especialista.
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Afortunadamente, podemos prepararnos para estos encuentros, investigarlos con los ojos abiertos y quizás manejarlos mejor. Compartimos lo que recomienda el psicólogo en su publicación:
Trabajo con personas que a menudo dicen cosas como estas:
Si bien es cierto que estas declaraciones reflejan deseos profundamente arraigados y tales cambios traerían cantidades drásticas de alivio a la vida de una persona, también hay una razón por la cual estos eventos no han ocurrido ni se han realizado cambios.
Yo llamo a esto el punto de vista de “rechazar la realidad”, y todos los humanos son retenidos por él. Pasamos años anhelando una realidad que no es verdad
Una madre a la que no le importa nuestro peso, un padre que exprese su afecto hacia nosotros, un hermano que no nos juzgue según sus propios parámetros, bajo la mentalidad de rechazar la realidad, entramos a nuestras casas para las fiestas llenos de esperanza, esta vez será diferente, solo para quedar decepcionados otra vez más.
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Nos retiramos o arremetemos causando más conflictos. Tal ciclo puede existir en la dinámica de tu familia durante años si comenzás a examinarlo de cerca.
La alternativa, entonces, es comenzar a cultivar lo que llamo la “mentalidad de aceptación”. Esta mentalidad implica tratar exactamente con lo que es verdadero, lo que es real y lo que es realista en lugar de todas las cosas que deseamos que sean o hacer proyecciones a futuro que solo nos generan frustraciones.
Tal mentalidad implica abrirnos al dolor involucrado en la plena realización de nuestras vidas
Significa que iré a la cena festiva sabiendo muy bien que mi hermano va a molestarme o que mi madre va a comentar sobre mi apariencia y mi padre o mi tío beberán hasta hacer algún papelón. Entrar en esta realidad nos hace menos reactivos y más capaces de elegir qué cosa queremos hacer sobre esta dinámica.
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Les enseño a mis pacientes una habilidad para la vida llamada “proceso de dejar ir” que implica tres pasos:
Tal proceso tiene que ser utilizado continuamente durante las fiestas navideñas y de fin de año, cuando a menudo nos enfrentamos una vez más con dinámicas y personalidades de las que tratamos de escapar en nuestra vida cotidiana.
Mientras vas a tus eventos navideños, tomate un minuto para darte cuenta de qué pensamientos, sentimientos e impulsos te surgen. Esto es solo información, y todo eso puede ayudarnos a preparar un plan.
Con esta información disponible, considerá a qué ruta deseas ir. ¿Necesitás ir a una ruta de cambio y resolver un problema, o necesitás dejarlo como algo que está fuera de tu control? Ahora podrás realizar más plenamente cualquier ruta que elijas.
Y solo porque algo no salió bien la primera vez que lo hiciste no significa que no pueda ir bien la próxima vez.
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Entonces, incluso si tu mamá no respetó tus deseos la última vez, puede valer la pena volver a intentarlo, aún si la recompensa es solo que puedas sentirte bien con vos mismo, se trata de un proceso asertivo que con el tiempo te va a ayudar a sentirte mejor con vos mismo.
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