Los encuentros sexuales con una ex pareja después de una ruptura amorosa son muy frecuentes. Muchas separaciones son un proceso con idas y vueltas y el vínculo sentimental y/o la atracción física puede continuar más allá de las decisiones racionales. Pero el “sexo con mi ex” tiene sus complejidades. Los pros y contras de la “reincidencia” y el impacto desde el punto de vista psicológico.
Tener relaciones sexuales con un ex no es gratis en lo afectivo. Si ambos están dispuestos a reencontrarse y alineados con las expectativas, vale. Pero es importante saber que tiene algunos contras. Y algo más: no soluciona viejos conflictos.
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Sexo con mi ex… ¿Buena idea?
Los psicólogos consideran, en general, que los encuentros sexuales con una expareja pueden ser muy bueno a nivel físico pero, también, emocionalmente devastadores. El riesgo de que alguno de los dos o ambos resulten heridos es grande, sobre todo si fue uno el que claramente decidió terminar la relación.
De todos modos, no se puede generalizar porque depende de muchos factores. Hay personas que pueden vivirlo como una experiencia positiva y otras que se cargan de ansiedad, angustia, culpa o alguna otra emoción que le genera sufrimiento psíquico.
“Para algunas personas el sexo con una ex pareja les conlleva mucho malestar. Todo depende de la gestión emocional que se haga de la situación”, dice Lara Castro-Grañén, psicóloga y sexóloga del Colegio Oficial de la Psicología de Cataluña (Copc) y directora de Placer ConSentido.
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Las expectativas de uno y otro suelen ser el centro del problema. La especialista destaca que el sexo con un ex o los encuentros furtivos cuando una relación termina se vuelven nocivos si se mantienen relaciones sexuales con objetivos distintos.
El problema es cuando una de las partes parece tener todo muy claro respecto al post sexo y, la otra, pone en el encuentro sexual el anhelo de recuperar la relación. Por eso es importante ser muy transparentes, expresar las necesidades y deseos y no dar a entender cosas que no son.
Si una de las partes cree que se va a retomar la relación cuando, en realidad, solo se trata sexo, alguien puede salir dañado.
Para Sonia García, psicóloga y sexóloga clínica, “tener sexo con una persona después de finalizar una relación no parece muy saludable porque esto impide que el vínculo se corte de una manera firme. Sigue habiendo contacto y vínculo y esto no ayuda emocionalmente a elaborar el duelo”.
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Además, si una de las partes sigue enamorada, ese el “sexo con mi ex” va a funcionar como escalón para seguir a otro nivel. Eso puede reforzar “dinámicas peligrosas en cuanto a la estabilidad psicológica se refiere”, advierte esta experta.
En cuanto a los vínculos personales que se pueden establecer si una expareja acuerda continuar con una relación meramente sexual, García advierte que los límites pueden estar muy difusos y provocar cóctel nada agradable. “El sexo puede convertirse en un enganche tóxico con la ex pareja, que impide avanzar en el ámbito sentimental”.
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Al respecto, esta sexóloga recuerda que después del orgasmo se liberan altas cantidades de oxitocina, generando una sensación de vínculo y apego. Si una de las partes espera más de lo que le brinda ese rato, el dolor psíquico puede ser muy grande.
Efectos emocionales
No hay duda de que las relaciones sexuales de una forma u otra suponen establecer un vínculo con la otra persona, del tipo que sea, y con una ex pareja esta dinámica puede tener consecuencias emocionales. Por ejemplo, puede generar confusión de sentimientos y perpetuar el proceso de duelo.
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“A veces se elige la opción de tener relaciones sexuales como una forma de mantener el vínculo, cuando eso esconde en realidad la incapacidad de cortarlo por situaciones de dependencia emocional”, señala Castro-Grañén.
En su opinión, esta situación se mantiene hasta que uno de los dos o ambos son capaces de cortar la relación definitivamente o cuando aparece una tercera persona y se empieza una nueva relación.
La psicóloga destaca que tener relaciones sexuales después de una ruptura puede ocasionar problemas de dependencia emocional, apego, pérdida de autoestima, ansiedad, depresión, pensamiento obsesivo y celos. “El sexo con una ex pareja, sobre todo con la ruptura reciente, provoca que el cerebro no procese que se ha roto la relación, ya que sigue habiendo contacto”, dice.
Pero el “sexo con mi ex” tiene otros problemas: uno de los más importantes es que nos puede dejar atrapados en un vínculo, sin dejarnos avanzar para conocer a otras personas.
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Si la persona con la que hemos tenido una relación sigue presente, es difícil continuar con nuestra vida sentimental. Para Castro-Grañén, este tipo de dinámica sexual te puede dejar anclado sin poder avanzar en ninguna dirección.
El paso del tiempo
En términos generales, el sexo después de una separación sentimental parece complicado por los sentimientos que puede generar o la disparidad de objetivos ante esta situación.
Entonces, ¿existe alguna forma de que sea saludable el sexo cuando finaliza la relación de pareja? Ambas expertas consultadas creen que la clave está en el tiempo. “Podría ser que, pasado un determinado período en el que cada una de las personas haya elaborado el duelo e integrado la ruptura, puedan mantener relaciones sexuales teniendo claro el objetivo y estableciendo ciertas normas compartidas”, dice.
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Pero mantener sexo casual con una ex pareja puede tener sus bondades. Si el encuentro amoroso funcionaba bien entre ellos y había confianza, las relaciones íntimas pueden generar bienestar emocional y físico.
La clave está en que haya una buena comunicación, transparencia y asertividad, para que ambos estén alineados en las expectativas. Sobre la posibilidad de tener sexo con un ex de manera saludable, García sostiene que “tal vez pueda conseguirse cuando ha pasado un tiempo prudencial y, tras el tránsito del duelo, ambos tomen el sexo entre ellos como algo lúdico y diferente al sexo que tenían antes como pareja”.
“Aun así -dice-, basándome en mi experiencia en consulta, es una práctica que no recomiendo, pues por mucha madurez y límites que uno tenga, los apegos, las expectativas y los fantasmas del pasado pueden confundir y provocar heridas emocionales que reactiven continuamente el duelo o se produzcan relaciones intermitentes”.
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