El estado de nuestros hogares no sólo delata nuestro comportamiento, sino que a su vez nos termina contagiando emociones y sentimientos que nos deterioran. Pero eso no quiere decir que no exista forma de mejorar el ambiente hogareño y sentirnos más animados en nuestras casas.
Muchas veces nos ha pasado de ver, por ejemplo, que en nuestras habitaciones tenemos ropa acumulada en una silla o libros desparramados por el escritorio o la cama mal tendida. Todas esas características visuales hacen que nuestro comportamiento cambie, adoptando una mirada pesimista y negativa de las cosas.
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Cuanto más desordenado estén las cosas en los lugares que más concurrimos, más desorganización va a haber en nuestras mentes. Y no solo eso. Nuestra salud también entra en juego dentro de todo esto, ya que si ventilamos mal las habitaciones, no contamos suficiente espacio para movilizarnos o no dejamos que la luz solar entre al interior nuestro organismo va a empezar a agotarse más rápido.
Las condiciones ambientales del hogar acaban afectando a nuestros sistemas biológicos
Al no contar con una buena circulación de aire en los espacios cerrados, nuestra manera de respirar se puede ver afectada. Si se tiene una mala ventilación, es muy probable encontrarse con componentes como los humos derivados del uso de combustible en el hogar, partículas provenientes de los pesticidas y productos para el cuidado de las plantas, los químicos relacionados a los productos de limpieza y a los de higiene personal, el humo del tabaco o cigarrillo, los materiales de construcción y de acabados en los interiores, etc.
Como resultado podemos llegar a tener síntomas como la irritación de ojos, de nariz y de garganta, alergias, dolores de cabeza y fatiga.
Una vez que optamos por hábitos más positivos, vamos a poder generar un cambio en nuestro alrededor que nos va a permitir disfrutar a pleno estando en casa. Uno de esos hábitos es el de disminuir la cantidad de envases y envoltorios plásticos que utilizamos.
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La idea principal es mantener actitudes sostenibles en todas las actividades que hacemos. Es por eso que se recomienda comprar alimentos que no vengan en envases de plásticos, ya que estamos generando mucha más basura con todos estos recipientes sino que también está mal hábito de calentar los alimentos junto con el envase de plástico.
Al ingerir la comida, esto puede llegar a contener químicos y partículas que no deberían ser consumidas. Por lo tanto la mejor opción es adoptar la rutina de utilizar y comprar menos envases plásticos.
Por otro lado, la cantidad de elementos que podamos llegar a tener en una habitación pueden llegar a distraer nuestra mente y nuestra concentración. La forma en la que nuestro ambiente esté organizado nos va a delatar la manera en la cual nosotros nos manejamos durante el día.
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Por ejemplo, a la hora de querer irnos a dormir no podemos relajarnos porque: tenemos el celular cerca y queremos chequear las notificaciones; hay un pequeña luz prendida que nos incomoda; ruidos molestos; la mala temperatura en el ambiente, etc.
Es importante ordenar estos aspectos para que, a la hora de querer hacer nuestra rutina diaria, no tengamos obstáculos que deterioren nuestra mente y nuestra concentración.
Entre otros hábitos que se pueden destacar, encontramos:
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