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Cheesecake de Oreo sin horno: paso a paso fácil y rápido

Una alternativa a la típica torta cheesecake, ideal para toda la familia y tan sencilla de hacer como exquisita.

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El cheesecake es sin dudas una de las tortas más ricas y preferidas por muchos. Si a eso le sumamos las clásicas oreo, definitivamente podemos asegurar que es un postre que no va a fallarte y todos van a quedar encantados. La particularidad que tiene esta torta es que es un cheesecake de Oreo sin horno, por lo que no vas a necesitar mucho tiempo para su preparación, y además, es muy fácil de hacer.

Es una opción ideal para el verano ya que lo recomendado es que esté en la heladera hasta el momento previo a servir. Te contamos cómo hacer esta receta con galletitas Oreo en simples pasos.

Receta de cheesecake de Oreo

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Necesitás

Para la base

  • 2 paquetes de galletitas Oreo.
  • 80 gr de manteca.

Para la cubierta

  • 500 gr de queso crema.
  • 2 tazas de crema de leche.
  • 2 tazas de azúcar.
  • 1 taza de leche.
  • 1 sobre de gelatina sin sabor.
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla.

Para la preparación

Primero abrí los paquetes de Oreos y comenzá a separar las galletas de la crema, es decir separá el relleno de las galletitas. A medida que lo vayas haciendo, colocálos en dos recipientes diferentes. El que tiene sólo el relleno de las galletitas, reserválo que lo vamos a usar después.

Para hacer la base de galleta

Triturá las galletitas, puede ser con un pisapapas o con un tenedor. A veces es mejor dividirlas en dos tandas para que te queden más pequeñas y parejas.

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Luego colocále a la preparación la manteca, que tiene que estar previamente derretida o pomada. Mezclá todo de forma que te quede uniforme. Una vez que tengas hecho este paso, verté la mezcla en el molde que vayas a utilizar y aplastálo bien de manera que te quede toda la base cubierta. Podés ayudarte con una espátula para que te quede una capa lisa y lo más pareja posible. Cuando hayas realizado esto, lleválo a la heladera y dejálo reposar hasta que sea la hora de usarlo de nuevo.

Para el relleno

En una cacerola, colocá la leche y calentála. Agregále la gelatina sin sabor y mezclá hasta que te quede todo integrado. Colocá el queso crema y seguí mezclando. Cuando veas que la preparación está uniforme, retirálo del fuego y colocá la crema de las Oreo, es decir el relleno que habíamos separado al principio.

 

Mezclá todo hasta que te quede una prepación homogénea. Podés ayudarte con un batidor para que no te queden grumos. Cuando lo tengas listo dejálo enfriar. En este paso lo más conveniente en que pases la preparación a un bowl bastante grande.

En un recipiente colocá la crema de leche y agregále el azúcar. Vamos a batir la crema, así que podés optar por hacerlo con un batidor o tenedor, o con batidor eléctrico, que es más rápido y sencillo. Vas a darte cuenta que está lista cuando intentes dibujar y se vea el trazo. Una vez que llegó a este punto, no sigas batiendo porque puede cortarse. Luego, agregále la cucharadita de esencia de vainilla.

Ahora tenés que agarrar el bowl donde habías dejado el queso crema y la leche, que ya debería estar frío. Lentamente, muy lentamente, agregá la crema batida y recordá hacerlo con movimientos envolventes para que no pierda la esponjosidad.

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Mezclá de manera que quede todo bien integrado, pero siempre con movimientos lentos. Cuando veas que ya está lista, colocála arriba de la base de oreos.

Lleválo a la heladera por varias horas. La cantidad exacta va a depender de cada heladera ya que no todas enfrían de la misma manera. Lo recomendado es entre 6 y 8 horas, para que la gelatina actúe. Lo mejor es taparlo o colocarle un papel film arriba para evitar que se seque.

Una vez que pase el tiempo, retirála de la heladera. Llegó el momento de decorarla y las opciones son varias:

  • Triturar algunas galletitas y esparcirlas por arriba.
  • Podés partir las galletitas en trozos más grandes y colocarlos arriba de la cubierta.

Opción para lo más golosos: podés cubrir tu cheesecake con cobertura de chocolate blanco o negro. Queda muy bien.

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Para terminar te recomendamos que le coloques por encima tu fruta favorita para que le de un poco de frescura y color a la torta. La frutilla es un clásico que nunca falla, pero también podés optar por kiwi o ralladura de un limón o naranja.

Lo mejor es servirla bien fría, por lo que lo ideal es que esté en la heladera hasta el momento de comerla.

Algunos consejos

Para que este cheesecake sin horno te quede todavía mejor, podés agregarle una taza de leche condensada. Esto le va a sumar sabor, cuerpo y dulzura. Lo único que tenés que hacer es agregarla luego de incorporar la crema batida al queso crema, también con movimientos envolventes y lentamente.

Es importante reconocer que esta torta es muy dulce y contiene altos niveles de azúcar, pero eso no tiene que ser motivo para que algunos no la consuman. Por eso, otra opción es reemplazar los ingredientes por sus alternativas en bajas calorías, como es el caso del queso crema, la crema de leche, la leche y la leche condensada. Lo mismo en el caso de la azúcar que se puede reemplazar perfectamente por edulcorante. Con estas variaciones los sabores van a ser muy similares pero la cantidad de azúcares va a ser considerablemente menor, ideal para disfrutar entre toda la familia o amigos.

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