Minerva: compite con Harvard, cuesta la mitad y tiene una sede en Buenos Aires

Claves de una apuesta innovadora: los estudiantes cursan en una ciudad distinta cada semestre durante 4 años; las clases se graban y los docentes siguen un guión preestablecido

Minerva, la primera universidad de élite sin campus fijo ni exámenes, con clases magistrales y masivas, que hoy le hace sombra a instituciones prestigiosas como Harvard y Princeton y cuesta la mitad, tiene una de sus 7 sedes en Buenos Aires.

La institución de educación superior, acreditada en USA, que se especializa en preparar a sus alumnos para ser ciudadanos globales, líderes e innovadores en este siglo XXI, desembarcó en Argentina a principios de este año.

Minerva ofrece un programa de Licenciatura que combina cuatro años de viajes por el mundo, con un programa de estudio muy riguroso e interdisciplinario

Minerva

Fundada por el empresario estadounidense Ben Nelson, en 2012, el proyecto apunta a formar a los mejores alumnos del mundo, con clases interactivas (on line y presenciales), pequeñas y personalizadas, que se dictan en San Francisco y distintas ciudades como Berlín, Buenos Aires, Londres o Taipei, cada semestre, durante una cursada de cuatro años.

 “La educación debe cambiar haciendo foco en habilidades prácticas y utilizando la tecnología”

Minerva evoca a la diosa griega de la sabiduría y su programa rinde tributo al propósito que persigue esta institución desde sus inicios, orientada a “aprender haciendo”.
La licenciatura combina experiencias ricas en diferentes países y un riguroso e interdisciplinario programa de estudios, diseñado por quien fuera el ex rector de Harvard, Stephen Kosslyn, un apasionado de las pedagogías que se distancian del modelo tradicional.

“Aprender haciendo”

“El mundo cambió mucho, y la educación debe hacerlo también, con foco en habilidades prácticas y utilizando la tecnología. Sólo así se les brinda a los estudiantes la capacidad y las herramientas para enfrentarse a este mundo interconectado”, plantea Alex Aberg Cobo, director Ejecutivo de Minerva para América Latina.

Cómo se aprende

En Minerva, cada clase dura 90 minutos. Unos 18 estudiantes son guiados por un profesor que debe ajustarse estrictamente a un guión o partitura, después de haber atravesado un intenso proceso de selección y entrenamiento para poder conducir al grupo.

“Se aplica el concepto de aula invertida, es decir, los chicos estudian antes de la clase”

La mayoría de las lecciones y materias de las cinco escuelas ofrecidas -Artes y Humanidades, Negocios, Ciencias Naturales, Ciencias Sociales y Ciencias Computacionales- se imparten desde una plataforma digital y quedan grabadas. Esto permite que tanto alumnos como docentes puedan volver sobre sus pasos, revisar y corregir lo que haga falta, seguir adelante, y brindar un feedback mucho más responsable y honesto acerca de lo aprendido.

Durante los módulos se limitan a debatir o participan de actividades que ponen a prueba habilidades y herramientas adquiridas. Raimundo González, oriundo de México y estudiante de Ciencias Computacionales cuenta que:

“El hecho de aprender a enfrentar un problema y tener que resolverlo con la preparación que tienes antes de cada clase, y no por la mera transmisión de información o memorización, es lo que más me gusta de la propuesta”

El perfil de los profesores

Preparar a futuros líderes globales supone, más allá de lo expuesto, contar con docentes de alto perfil en su área de injerencia. Por ese motivo la selección es muy exigente y se vuelve difícil entrar.

“De los que se presentan, “solo el 1% es contratado”

Quien enseña en Minerva tiene que tener pasión por enseñar, porque el nivel de preguntas y demanda de los alumnos es mucho más grande que en otras instituciones. Esto, en gran medida, es lo que posibilita que no haya exámenes:

“Los profesores tienen una cantidad enorme de datos de cada uno. Entonces, no hay un examen formal, pero sí muchísima información con la que evaluar la performance de cada alumno”

Creando de experiencias

El argentino Rodrigo Gallego fue elegido por Minerva para diseñar y desarrollar, en conjunto con las autoridades de la Universidad y los socios locales, el programa de actividades co curriculares para los estudiantes en Buenos Aires con experiencias y vivencias únicas.

“No alcanza con la repetición del contenido; necesitamos poder vivenciar lo que queremos enseñar”

Y agrega: “Enseñar las habilidades necesarias para el siglo XXI requiere cambiar totalmente el paradigma educativo.  Para poder incorporar estos conocimientos ya no alcanza con una mera repetición del contenido. Para ser más efectivos, necesitamos poder vivenciar lo que queremos enseñar para que, precisamente, los alumnos lo aprendan”.

“Minerva abarca las áreas que tenés que pasar en tu vida para ser exitoso”

Ciudadanos del mundo

La visión de futuro y la mirada pragmática asociadas a Minerva como universidad del Siglo XXI, empezaron a calar hondo entre los cazadores de talento, por el alto nivel que demuestran tener los alumnos, así como también su madurez y sensibilidad cultural.

El mundo cambió mucho. La educación debe hacerlo también

Durante sus estudios, los estudiantes viajan por siete ciudades alrededor del mundo. Pasan su primer año en San Francisco, y luego, cada semestre viajan a un país diferente en donde se abocan a un programa riguroso académico interdisciplinario en el que además de sus trabajos en clase, trabajan junto con Gobiernos, Empresas, ONGs y otros líderes locales.

Bajo esta nueva modalidad, Minerva ofrece una experiencia global, con mucha aplicación práctica y da a sus alumnos las herramientas para poder tener éxito en el futuro

“Este modelo de educación global, de enseñanza activa con gran participación del alumno en la clase, de foco en habilidades prácticas, trabajando en conjunto con diferentes socios locales, y utilizando la tecnología, es el futuro. De esta forma, las Universidades le darán a sus alumnos la capacidad y las herramientas para enfrentarse a este mundo cada vez más cambiante, tecnológico e interconectado”,

“Este año tuvimos más de 20 mil aplicaciones, lo que significa que hay una gran demanda de alumnos de un tipo de preparación que hoy las escuelas no les brindan”, concluyó Aberg Cobo al explicar el fenómeno en pocas líneas.