Reprobar un examen en la facultad: cómo enfrentarlo

Reprobar una evaluación en la universidad puede representar una gran molestia para la mayoría de los alumnos. Cuál es la mejor manera de sobrellevar la situación.

A lo largo de una carrera universitaria, cualquier que sea, se atraviesan momentos difíciles y complejos. Aprobar o reprobar un examen a veces define si seguimos o no en la carrera. Esto hace que aprobarlas resulte un desafío mucho más estresante y agotador.

Por lo que el hecho de no aprobar un examen debe tomarse como un aprendizaje para el futuro, y no tanto como un castigo interno por no haberlo dado todo desde un principio. Cómo se puede hacer para no autoexigirse tanto al saber que se reprobó y qué se puede aprender de todo ello.

Reprobar un examen en la universidad

Lo primero que hay que entender es que la universidad es un universo aparte al que se experimentó en el colegio secundario. Las aulas son distintas, las materias están más orientadas a un plan de estudio determinado, los profesores pueden llegar a ser mucho más exigentes, y hasta los compañeros de clase vienen de trayectorias diferentes. Al tratarse de un mundo nuevo, no se puede esperar de uno mismo hacerlo todo a la perfección a la primera vez.

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Es un ambiente en donde, semana tras semana, se aprenden cosas nuevas. Se trazan nuevos vínculos con personas con diferentes gustos e intereses, se comparten ideas diversas y se estudian temas nuevos relacionados con la carrera elegida. Es por eso que en un lugar como lo es la universidad, se debe tener la mente abierta todo el tiempo y así poder aprender diferentes cosas de las personas que rodean el ambiente.

En cuanto a las materias, se debe tener en cuenta que no siempre se puede aprobar un examen; y que los recuperatorios de dichas evaluaciones son más aliados que una marca de vergüenza. El hecho de haber sido buen alumno durante el secundario no garantice que en alguna prueba de la universidad la nota puede llegar a ser mucho más baja de lo que se esperaba.

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Al tratarse de un lugar educativo, allí los errores están para cometerlos, aprender de ellos y superarse día tras día. Lo más gratificante es todo el proceso de mejora y crecimiento personal que se va creando con el pasar de las semanas. Uno aprende a no cometer los mismos errores para poder evolucionar, pero justamente por ello es necesario que esas fallas ocurran en primer lugar.

Es por eso que no se debe tomar a una nota baja o a un desaprobado como una tragedia o como una “mancha” en el registro personal académico. Ya que es algo común que surge al estudiar una carrera, y es algo que a todos los alumnos que han transitado por estas aulas les ha pasado al menos una vez.

Estresarse y castigarse internamente no hará que la nota suba ni que las fallas se aprendan por arte de magia. Más bien, lo que se debe hacer es principalmente aceptar la situación y que lo hecho, hecho está.

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Lo que quedaría por hacer es poner el foco puntualmente en los errores cometidos, en lugar de sentirse mal y desmotivados. Una vez que se sepa en cuáles fueron las fallas, queda preguntarse por qué el resultado no sería ese y cuál es la manera correcta de resolver el ejercicio.

Algo muy útil es preguntarle a los profesores o cadentes de dicha materia y consultarles cuál es la manera de resolver la duda. También se puede pedir algunos consejos a los mismos compañeros de clases, lo cual muchas veces es más gratificante y las incógnitas se terminan resolviendo más rápido.

Es así que, desaprobar un examen en la universidad no es del todo una tragedia griega. Es una posibilidad con probabilidad de ocurrir y que, si ocurre, se la debe aceptar sin condenarse.

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Además, una nota de un parcial o en un final no define cuánto tiempo de estudio ni cuánto esfuerzo se le puso al examen. Solo uno mismo sabe cuánta dedicación le dio al estudio, y solo uno es capaz de ser su propio crítico en estos casos. En caso de no alcanzar con la nota para aprobar la evaluación, habrá que hacer borrón y cuenta nueva. Empezar otra vez y seguir adelante es la opción más fácil y práctica que un alumno puede tomar.

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