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Los solsticios son aquellos instantes del año en los que el sol llega a su máxima declinación Norte o Sur con respecto al ecuador de la Tierra. Los solsticios marcan el inicio del verano o el invierno astronómico, pero la fecha y la hora cambian de un año a otro debido a que el periodo orbital de la Tierra no es exacto. Tarda 365.2425 días en dar una vuelta completa alrededor del sol. En consecuencia, esto se compensa cada cuatro años con los años bisiestos.
Dos veces al año, la Tierra experimenta el fenómeno de los días más cortos o más largos a medida que el Sol pasa por los puntos extremos al norte y al sur. Estos periodos han sido objeto de celebraciones, rituales y folklore durante milenios: se encienden velas, y hogueras, se celebran festines y se consumen alimentos especiales.
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A veces, los orígenes de muchos de los rituales y celebraciones se han perdido en la noche de los tiempos, pero independientemente de la cultura, o civilización, lo que se celebra continuamente, incluso en nuestra era posmoderna, es el panorama celestial que activa las estaciones y que ha marcado el ritmo de la vida en la Tierra durante millones de años.
Desde la antigüedad se utilizaron las Cartas levantadas para ese momento con el fin de predecir no solo el clima (astro-meteorología) sino, también, la situación del pueblo, sus gobernantes, la carestía (o no) de los alimentos, la economía y las enfermedades, entre otras cosas. En este sentido, también se tienen en cuenta los eclipses que se producen todos los años, así como los ciclos de los demás planetas.
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Las Cartas establecidas para ese momento exacto contienen, de acuerdo con la capital del país para el cual son levantadas, las tendencias generales del año en cuestión.
El solsticio de diciembre también es conocido como el solsticio de verano en el hemisferio sur y el solsticio de invierno en el hemisferio norte.
El solsticio de Capricornio ocurre cuando el sol alcanza su máxima declinación Sur de 23°5 grados y se produce anualmente entre el 20 y el 23 de diciembre. En esta fecha, todos los lugares debajo del ecuador, en el hemisferio sur, tendrán el Sol directamente en la cima del Trópico de Capricornio. Y experimentamos el día más largo del año en términos de horas de luz.
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Por el contrario, en el hemisferio norte, el solsticio de diciembre marca el día del año con menos horas de luz.
El solsticio de diciembre marca el punto en el que la luz está a punto de regresar. En muchas culturas, esto se veía como el comienzo de un nuevo ciclo, un ‘nuevo año’. La necesidad de observar el solsticio de diciembre y este ‘retorno de la luz’ se puede ver en los megalitos como Stonehenge, pero a lo largo de la historia, se han ideado muchos esquemas diferentes para determinar el comienzo del año.
Algunos de estos implicaban el ascenso helíaco de ciertas estrellas como Sirio, que los antiguos egipcios usaban como marcador para el comienzo de su año civil y religioso.
La influencia del solsticio de Capricornio ha tocado a muchas civilizaciones y culturas a lo largo de los siglos, y ha quedado registrada en el arte, la literatura, la mitología y la religión. En el hemisferio norte, ocurre durante la temporada más fría del año. Aunque el invierno es un período de letargo, oscuridad y frío, también es el momento en que señala el regreso de la luz.
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Como resultado, ha incorporado en sí mismo un sentido de esperanza y fe en la llegada de días más luminosos y cálidos, siempre motivo de celebración. El retorno de la luz fue la razón principal para celebrar el hecho de que el ciclo de la naturaleza continuaba y que había vida y luz después de la oscuridad. Uno de los temas perdurables de las celebraciones del solsticio de diciembre era el de la esperanza.
Este tema continúa en la tradición moderna de las celebraciones navideñas, especialmente para el catolicismo. Asociar el nacimiento de Jesucristo con un momento tan significativo se volvió muy importante para convencer a los primeros conversos cristianos de que el solsticio de diciembre celebraba el nacimiento de la “verdadera luz del mundo”.
El solsticio de diciembre también se ve como la inversión de la presencia menguante del Sol en el cielo, y por lo tanto, los conceptos del nacimiento o renacimiento de dioses solares eran un tema común.
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El tema del renacimiento ha sido un pilar de las celebraciones en relación con las deidades de vida-muerte-renacimiento. Además, el concepto de nuevos comienzos, como el ritual de “preparación” realizado durante el período de la celebración escocesa de Hogmanay, es también una característica importante. La preparación es un ritual en el que las casas se limpian a fondo y las facturas se pagan para comenzar el Año Nuevo sin “cargas”.
La inversión es otro tema de este período y fue el centro del festival romano antiguo de Saturnalia, donde esclavos y amos invertían roles durante el período. El festival comenzaba el 17 de diciembre y duraba siete días. Se celebraba en honor a Saturno, el padre de los dioses. Durante la celebración, se suspendía la disciplina y se invertía el orden habitual. Las disputas se olvidaban mientras los negocios, tribunales y escuelas cerraban. Las guerras se interrumpían o posponían, y los esclavos eran atendidos por sus amos.
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Se ofrecían regalos en forma de frutas de imitación (símbolo de fertilidad), muñecas (símbolo del antiguo sacrificio humano) y velas (reminiscencia de las hogueras asociadas con el retorno de la luz). Se elegía a un rey ficticio, generalmente de un grupo de esclavos o criminales, y aunque se le permitía comportarse de manera desinhibida durante los siete días del festival, generalmente era asesinado al final.
Con el tiempo, y en paralelo con el declive de la civilización romana, este festival degeneró en una juerga de una semana de desenfreno y delincuencia. Esto ha dado lugar al uso moderno del término saturnalia, que significa un período de licencia desenfrenada y juerga.
Los romanos también celebraban el solsticio con la fiesta de Sol Invictus, ‘la fiesta del Sol invicto’, para honrar el regreso de la luz.
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