“Nunca hay una segunda oportunidad para una primera impresión”, decía Oscar Wilde, y no exageraba. Los primeros 30 segundos generan un enorme impacto visual que puede, inclusive, definir nuestro pensamiento respecto a la otra persona. Te contamos cómo ir vestida a una entrevista de trabajo para multiplicar tus chances de lograr tus objetivos.
No es casual que Google nos cuente que una de las dudas más frecuentes a la hora de ir a una entrevista laboral tiene que ver con cómo vestirse y otras cuestiones vinculadas a la presentación. Podemos sentirnos muy seguros de nuestras aptitudes y conocimientos para el puesto en cuestión, pero tal vez no tanto respecto a cómo vestirnos, qué colores usar y cómo peinarnos ese día.
Si bien el outfit que elijas vestir no será el factor determinante para obtener o no un trabajo, tampoco se puede negar que la primera impresión es clave en un encuentro donde se juega casi todo.
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Impresionar al entrevistador, dar una buena impresión, mostrarse capaces, serios, creativos. La imagen que queremos dejar puede variar según cada persona y su profesión, pero todos acordamos en que esa marca debe ser lo más positiva posible. La cuestión es, entonces, cómo hacerlo correctamente.
En primer lugar, y como regla básica y principal, recordá siempre dejarte llevar por el sentido común. ¿Qué quiere decir ésto? Te dejamos algunos consejos:
Si bien, como dijimos, es clave que te sientas cómoda con la vestimenta elegida y la personalidad que trasmite, no todos los colores impactan del mismo modo. Lo más certero a la hora de elegir los tonos es ir por colores neutros. Negro, blanco, gris, beige, azul y nude pueden ser tus mejores aliados, tanto para combinar entre sí como para generar un look monocromo.
Recomendamos evitar los colores más estridentes, como naranja o rojo, porque para algunos estos tonos transmiten una personalidad muy fuerte y poco profesional.
Ante la duda, si te sentís insegura con tu apariencia recordá que la idea es destacarte vos de manera integral y no por tu vestuario, sino por tu experiencia, tus conocimientos y lo que podés dar en esa empresa.
Cuando tenemos que frentar una entrevista de trabajo informal el “qué me pongo” se vuelve más complejo porque son muchas las ociones. Puede ser que resulte más estresante el temor a equivocarse y dar una impresión descuidada. La solución puede estar en un punto medio. Podés jugar mucho más con colores, estampas y géneros pero no te excedas con prendas demasiado relajadas o colores que llamen mucho la atención. Algunos tips a tener en cuenta:
No se trata de elegir el peinado ideal pero sí es clave estar prolija y con el pelo impecable.
Es increíble pero real: cuando nuestro pelo está bien, nos sentimos llenas de confianza y seguridad. Algunas ideas por las cuales podés optar:
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Los accesorios pueden dar un toque especial que termine de completar tu look para la ocasión, pero es importante no abusar de ellos.
Optá por aquellos más discretos, livianos y elegantes. Algunos de los recomendados son: horquillas básicas o con apliques, turbantes de seda, broches, diademas o gomitas de tela estapadas.
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Sin duda, hay algunas prendas y accesorios que debés evitar. A modo de resumen, los NO rotundos para toda entrevista laboral son:
Recordá mantener un estilo fiel a vos misma. Mientras estés prolija y te sientas segura, todo saldrá bien. ¡Te deseamos la mejor de las suertes! ¡A reinar!
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