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Cómo funciona cada sistema de frenos

Hidráulicos, de tambor, de disco y ABS. Conocé los tipos de frenos y cómo detectar signos de desgaste. Cómo cambiar las pastillas.

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Todos los vehículos tienen un sistema de frenos que cumple con la función fundamental de reducir o parar el movimiento del vehículo cuando es necesario. De hecho, se lo considera uno de los tres componentes esenciales del llamado “triángulo de la seguridad” al conducir, junto a los neumáticos y los amortiguadores.

Conocer cómo funciona el sistema de frenos es importante para detectar señales que indiquen un problema y para conocer de qué manera actúan los distintos elementos cuando querés bajar la velocidad o detener tu auto.

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Tipos de frenos

La constante innovación tecnológica no sólo ha permitido desarrollar vehículos cada vez más veloces y eficientes sino que ha evolucionado mucho en los sistemas de frenado, cada vez más seguros y sofisticados. Te contamos cuáles son los tipos de frenos:

Frenos hidráulicos

El tipo de frenos más utilizado, especialmente en autos y motos, es el hidráulico. El funcionamiento de este sistema es muy sencillo y, a la vez, muy eficiente. Al presionar el freno ejercemos una fuerza que es transmitida a un émbolo que se mueve dentro de un pistón. Esa fuerza crea una presión en el interior del líquido de frenos. El fluido transmite la presión hasta llegar al otro extremo donde se activa un dispositivo que, por rozamiento, comienza a frenar la rueda.

Este dispositivo va a variar según el sistema de freno del que se trate. Los tipos más comunes entre los frenos hidráulicos son:

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Frenos de tambor

Los frenos de tambor o de campanas están formados por un tambor, que es el elemento móvil y está montado sobre el buje de la rueda y un gran cilindro que gira con la rueda a la que están vinculados.

Cuando se presiona el pedal del freno, un sistema de resortes metálico aprieta el tambor y éste roza para frenar.

Técnicamente, el frotamiento de estos dos elementos entre sí detiene el movimiento de las ruedas y transforma en calor la energía cinética que se produce por el movimiento del auto. Ese calor finalmente es disipado a la atmósfera por las corrientes de aire que circulan a través de ellos.

Frenos de disco

Se componen básicamente de un disco, colocado en el eje de giro, y dos piezas o pastillas fijas que son las encargadas de ejercer fricción con el disco para reducir su movimiento.

El mecanismo es similar al freno de tambor, con la diferencia de que la superficie frenante es menor pero, la evacuación del calor al ambiente, es mucho mejor, lo que permite que esa superficie funcione de manera más eficiente. El líquido de los frenos presiona sobre los pistones y éstos a su vez mueven las pastillas.

Otra de las ventajas de estos frenos es que eliminan el efecto “fading” que aparece en los frenos de tambor. Este fenómeno se produce cuando, por un frenado enérgico o por frenados sucesivos, el tambor no tiene tiempo de evacuar el calor absorbido en la transformación de energía.

En estas condiciones, el tambor se dilata alejando la superficie de adherencia del contacto con las zapatas, quedando momentáneamente el vehículo sin frenos.

Frenos ABS

Los frenos ABS, denominado así por sus iniciales en inglés (Antilock Braking System), actúan automáticamente sin que el conductor tenga que reducir la presión sobre el pedal del freno, ayudando a que nuestras respuestas instintivas ante el peligro sean más eficaces y menos riesgosas.

Si en una frenada bloqueamos las ruedas delanteras, no tendremos gobierno sobre la dirección. Por más que giremos el volante a un lado o a otro, no seremos capaces de dirigirnos hacia el lugar que queramos. El sistema de frenos antibloqueo (ABS), justamente, lo que hace es evitar que las ruedas se bloqueen, con lo que el vehículo no solamente desacelera de manera óptima sino que permanece estable y direccionable durante la frenada.

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Cada cuánto se cambian las pastillas de freno

A causa del uso constante, las pastillas de freno suelen desgastarse antes que otros elementos del auto. Por eso es que la mayoría de los fabricantes recomiendan cambiarlas cada 15.000 kilómetros. No obstante, ante la menor sospecha de deterioro o mal funcionamiento, lo aconsejable es proceder a su recambio.

No solo su uso incesante repercute en el grado de desgaste de las pastillas, sino que también depende del tipo de conducción. Las aceleraciones y frenadas bruscas tienen como consecuencia que el desgaste se acelere.

Por el contrario, una conducción progresiva permite que el sistema del vehículo se vuelva más eficiente, impactando de manera positiva en el ahorro de combustible y el mantenimiento de otras partes del vehículo y del propio sistema de freno.

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