Hace ya décadas que la familia típica y tradicional se ha puesto en jaque. Familias ensambladas, familias monoparentales, familias gays, trans y padres adoptantes. Mujeres donantes de óvulos u hombres donantes de esperma. Diferentes formas que posibilitan tener un hijo cuando muchas otras circunstancias lo impiden.
El mandato de conocer a alguien, luego enamorarse, casarse y tener un hijo es una secuencia que va quedando caduca. Y es reemplazada por otras formas de concebir un hijo bajo el brazo de nuevos modelos de “familia”. Entre estos modelos aparece la coparentalidad, una opción cada vez más tenida en cuenta.
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Acuden a esta fórmula mujeres y hombres con diversas motivaciones y orientaciones sexuales:
Para todos aquellos casos que no forman una pareja tradicional existen muchas opciones cuando se esta decidido a tener un hijo. Muchas pueden ser frustrantes y muy invasivas para el cuerpo de la mujer ya que la implantación de óvulos congelados o la donación de esperma, o fecundación in vitro, puede tener muchos intentos sin éxito.
Hay quienes deciden adoptar pero a veces, la burocracia impuesta a los grupos gays o monoparentales hace que nunca logren llegar a la adopción y por esto comienzan a plantearse otras formas de concebir el hijo deseado.
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Y surge la opción de recurrir a la copaternalidad, que es buscar a otra persona que desee lo mismo y, sin ser pareja, tener un hijo y compartir la crianza.
Existen varios sitios de internet dedicados a la búsqueda de una persona con el sólo fin de tener juntos un hijo y compartir la crianza. Miles de argentinos están anotados en sitios que conectan a los usuarios para encontrarse con este fin.
La coparentalidad consiste en que una mujer y un hombre que desean tener un hijo pero no son pareja, se buscan a través de la red y se ponen de acuerdo para ser padres. Primero deberán poner en claro muchas pautas a seguir ya que sin ser pareja compartirán la crianza del bebé.
Esta modalidad se parece mucho a las familias con padres divorciados, en donde es fundamental que todo se base en normas de respeto y responsabilidad.
La tecnología nuevamente está al servicio de las personas brindando herramientas a través de sus sitios web como por ejemplo:
Los férreos defensores de esta modalidad nos brindan 4 argumentos por los cuales optar por este método:
El tema está instalado y funcionando. “No es ni bueno ni malo, simplemente es una nueva forma de vincularse con un propósito, que es el deseo de tener un hijo”, opina Alejandra Libenson.
Ante la consulta de si es algo saludable para los niños, responde que “la coparentalidad está más cerca del amor que de la violencia”, en contraposición a las parejas “normalmente constituidas” donde puede haber traición, abandono, odio.
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Según la opinión de la abogada especialista en Derecho de Familia, Dra. Marisa Herrero, “jurídicamente no está impedido, no hay ninguna ley que te lo impida”. Y concluye: “los padres no siempre tienen que ser pareja. Jurídicamente hablando, el reconocimiento de la filiación no depende del afecto que se tengan los adultos. Son dos cuestiones distintas”.
Esta opción parece ser “más sana” que otras alternativas agrega, ya que muchas veces los hijos suelen venir a consecuencia de una relación amorosa y cuando ese vínculo de pareja se frustra, quedan a la deriva.
“En cambio, con la coparentalidad, la finalidad de la relación es la crianza de un hijo feliz”.
El debate se ha instalado pero ya hay más de mil argentinos anotados en sitios que conectan usuarios para concebir un bebé sin ser pareja y luego dividirse la crianza.
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