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Las compras, los regalos, el aguinaldo: llega diciembre y todo se torna un problema económico. Los más chicos perciben este estrés y parecen entender que la plata es lo más importante.
Es hora de poner el foco en lo que realmente importa: los valores, la familia, los afectos.
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Dejamos de lado lo importante y detengámosnos sobre lo urgente. En lugar de estresarnos, aprovechemos este fin de año para frenar y repensar lo que les estamos transmitiendo a las próximas generaciones.
Para eso, te proponemos una idea que pretende ser una fuente de alegría para este cierre del año 2021.
¿Hace cuánto no le agradecés a tu hijo que te ayude con los platos?¿Le dijiste a tu hermana que valorás mucho su apoyo? Fin de año es una excelente oportunidad para frenar un poco y hacerlo.
Primero es necesario colocar una caja con una ranura en un espacio común de la casa con papel y lápiz. Ahí cada uno puede escribir las cosas lindas que piensa sobre su familia y agradecer alguna actitud específica.
“Gracias por prestarme el vestido rosa”, es suficiente para que el otro se sienta valorado
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No es necesario que sea una carta profunda, con un “gracias Marcos por ayudarme a ordenar los juguetes” ya se entenderá quien dice eso y a quien está dirigido. En cambio, sí es importante que todos lo hagan, por eso no hay requerimientos sobre lo que hay que escribir ni es necesario poner el nombre.
Este ejercicio sirve para darnos cuenta de todo lo que damos por sentado, todo el afecto que recibimos y pasa desapercibido.
Al final, cuando llegue el último día del año podemos leer todas las cartas en voz alta. Las sonrisas de la familia van a brillar más que los fuegos artificiales.
Si querés podés decorarla con papel de regalo, hacer dibujos con colores o lo que se te ocurra que quede lindo y emotivo.
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Una buena idea es decorar la caja con los más chicos y así crear un ritual alrededor de esta práctica hermosa que nos ayuda a ver lo importante. Así, se creará un hábito y podrán repetirlo año a año mientras celebran todos juntos.
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