Si consideramos a los chicos y los pensamientos con los cuales ellos van viviendo el día a día y construyendo su personalidad, hay costumbres que siempre es conveniente tenerlas presentes para que se vayan haciendo hábitos saludables en nuestros hijos.
“Hay que sembrar ideas nobles en la mente de nuestros hijos para que el día de mañana germinen en su corazón y les permita crecer en alegría”, propone la famosa intelectual italiana María Montessori, y asegura que la mejor forma de integrar cada experiencia en el cerebro de nuestros hijos es mediante el afecto y un contexto amoroso y contenedor.
Es clave educar con amor y alegría, generar niños que se quieran a sí mismos y confíen en sus recursos y en su potencial. “Nuestra obligación hacia el niño es darle un rayo de luz y seguir nuestro camino” sostiene Montessori.
Lamentablemente muchas veces los adultos, apremiados por urgencias que poco aportar al intelecto de los chicos pensamos que nuestra manera de hacer las cosas y comprender el mundo es la única válida, por lo que, en vez de contribuir al desarrollo de los niños, lo limitamos.
De eso también habla el neurocientífico Facundo Manes cuando explica que “la capacidad de jugar está fuertemente relacionada con el desarrollo cognitivo y el bienestar social y emocional. Jugar nos hace, a todos, estar mejor adaptados, tener mas flexibilidad cognitiva y menos estrés”.
Los niños tienen una “mente absorbente”: el concepto tiene que ver con la motivación sin límite de los niños pequeños para adquirir dominio sobre su entorno y perfeccionar sus experiencias y comprensión ocurren dentro de cada periodo sensible.
Este maravilloso corto animado del 2010 titulado A cloudy lesson (Una lección en las nubes) aborda este tema y se convierte en una valiosísima lección para los padres, maestros y adultos en general.
5 enseñanzas que nos deja este video para aplicar a la educación y la crianza de los chicos:
1) Ofrecer apoyo a los hijos, demostrándoles confianza en sus capacidades y amor profundo hacia lo que son, les aportará la seguridad necesaria para moverse en todos los contextos que vayan incorporando a sus vidas.
2) Educar en libertad no significa despreocuparse ni dejarlos solos, entregados a su suerte. Es conducirlos y sostenerlos para que logren, poco a poco, hacer las cosas por sí mismos. Debemos confiar en ellos para que ellos sepan que son capaces de hacer las cosas bien por si mismos.
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3) Interpretar el fracaso como una oportunidad. Aunque las cosas han ido bien o mal, la cuestión más importante que los padres pueden preguntar a sus hijos es “¿Qué vas a hacer de manera diferente la próxima vez?” Tomar al fracaso presente como una parte natural del aprendizaje que nos ayuda a reconocer lo que todavía no sabemos o no podemos hacer.
4) Desafiar las explicaciones negativas. Rara vez hay una sola respuesta correcta a la pregunta “¿Por qué sucedió esto?” Debemos animar a los niños a entender el problema en lugar de conformarse en su primera explicación y fundamentalmente a buscar la solución.
5) No hay nada más importante para un niño que saberse digno de amor y confianza y sentirse, desde allí, capaz de descubrir y conquistar su mundo. “No hay mejor forma que abrirse paso que con unas buenas pinceladas de alegría en el corazón y confianza en la mente”, decía Montessori.
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