En todo el mundo, las personas están cada vez más atentas a fenómenos astronómicos como los eclipses y sus significados astrológicos, pero esta tendencia habla de una recuperación de costumbres ancestrales: desde siempre el hombre mira al cielo para descifrar muchas cosas y tomar distinto tipo de decisiones.
Al hablar de un eclipse lunar, energéticamente hay mucho para decir. El impacto en las vibraciones es tan claro que hasta la ciencia asocia estos fenómenos naturales con mareas, cambios climáticos, crecimiento del cabello y mucho más.
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Antiguamente, los seres humanos estaban muy ligados a su entorno, a las manifestaciones naturales. Luego, con la mentalidad occidental se produjo una profunda división entre la humanidad y la naturaleza, una desacralización de la vida. Esto coincidió con una progresiva explotación destructiva de la tierra y de las culturas tradicionales indígenas, sumadas a una progresiva pérdida de la fe.
La coincidencia de importantes ciclos planetarios nos pone en un tiempo de transformación de la humanidad. Hoy nos encontramos ante un umbral de evolución muy significativo y, acorde con el ciclo que se inicia en el elemento Aire, una de las cosas que cambia más rápidamente es la información.
El hombre está tomando conciencia de su ruptura con la naturaleza y siente la necesidad de retomar su conexión sagrada con el cosmos, por lo que es posible que mire más “al cielo” buscando respuestas.
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La palabra eclipse viene del griego “ekleipsis”, que significa abandono. Y esto es precisamente un eclipse: la desaparición transitoria total o parcial de un astro por interposición de otro cuerpo celeste ante los ojos de un observador. Un eclipse solar, que ocurre durante la Luna Nueva, literalmente torna el día en noche. Un eclipse lunar, que ocurre en Luna Llena, parece borrar a la Luna del cielo.
El Sol y la Luna se corresponden con factores conscientes e inconscientes, respectivamente.
Durante un eclipse, al opacarse u oscurecerse uno de los luminares, se genera una movilización, una crisis que puede ligarse con un reordenamiento, una reorganización de asuntos vitales que tal vez requieran de mayor atención y energía
Un eclipse solar (en Luna Nueva) tiende a marcar comienzos. Un eclipse lunar (en Luna Llena) marca finales, el tiempo de conclusión o de culminación de ciertos acontecimientos.
Sin embargo, un eclipse de Sol puede simbolizar la desaparición momentánea de nuestro potencial interior. Entonces sentimos la ausencia de poder personal, de voluntad, de la capacidad de visualizar metas.
Un eclipse lunar, en cambio, nos fuerza a comprobar nuestro pasado (Luna) a la luz de la experiencia actual. Así, puede relacionarse con confusión y momentos propicios para esconder, ocultar, fomentar o expandir “sombras” de manifestación emocional.
El Sol es dador de vida y energía, y su oscurecimiento en el cielo –aun durante una breve porción de tiempo como sucede en un eclipse-, es una señal de ausencia de ésta. Existe una interacción entre eclipses y desvitalización, por lo que podemos sentirnos más cansados, estresados o abatidos durante un eclipse de Sol.
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Un eclipse lunar usualmente marca situaciones culminantes. Sin embargo, durante los eclipses de Luna, nuestras emociones y sentimientos pueden desbordarse hasta el punto de ser percibidos claramente por los demás.
Se manifiestan momentos de alteración, desorden, desconcierto o confusión, cierto sentimiento teñido de nostalgia o pesimismo por cosas de la vida que uno siente que está dejando atrás. Y ocurre que lo que parece ser, en realidad no es.
Astrológicamente consideramos que los eclipses afectan un determinado punto de la carta natal y su punto opuesto y, en el caso de estar afectado dicho eclipse por malos ángulos, también los consideraremos como puntos sensibilizados por el fenómeno celeste
De acuerdo con Ptolomeo, los efectos de un eclipse de Sol estarán vigentes tantos años como horas haya durado el oscurecimiento en tanto que los efectos de un eclipse de Luna se sentirán tantos meses como horas haya durado.
Otra teoría dice que el efecto de un eclipse tiene vigencia hasta producirse el siguiente eclipse de la misma categoría.
Además, el efecto de un eclipse no se nota sólo en el momento de producirse el mismo, sino que notaremos también sus efectos cuando un planeta “activador” (generalmente Marte) toque (por conjunción o aspecto) el punto del eclipse.
Es por esa razón que, en ocasiones, los eclipses parecen no provocar nada hasta un tiempo después.
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Los eclipses más importantes son los de Sol. Y cuanto mayor sea el oscurecimiento del luminar (Sol o Luna) eclipsado, mayores serán sus efectos.
No se trata únicamente de que el eclipse caiga o no en nuestro signo solar para que nos afecte. Para conocer dónde pueden manifestarse más claramente sus consecuencias es importante saber qué punto o casa de la Carta natal afecta, ya que podemos tener planetas en puntos sensibilizados por el fenómeno.
Los eclipses traen cambios de dirección inesperados o eventos que parecen “destinados” a suceder cuando tocan un punto sensible cualquiera en la carta. La zona de ocurrencia del eclipse es la zona de afectación donde más intensamente se sienten sus efectos.
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Todos los eclipses tienen efectos sobre el campo electromagnético de la tierra y por lo tanto pueden ser medidos científicamente; de la misma forma un eclipse puede afectar también el campo magnético de nuestro cuerpo humano.
Durante el eclipse lunar, el reflejo de la radiación infrarroja se detiene completamente. Durante la Luna Llena, y especialmente durante un eclipse lunar, la tensión superficial de los líquidos aumenta. Nuestros cuerpos son en su mayor parte líquido por lo que aumentara la tensión a causa de efectos bioquímicos en nuestro organismo.
El mito de que un eclipse es de alguna manera un peligro para las mujeres embarazadas persiste, pero no debería afectarlas más que a cualquier otro ser humano.
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Hay que tomar seriamente cualquier mensaje oído al momento del eclipse, normalmente no habrá modo de dar vuelta la situación. Si llegan noticias desagradables en un eclipse, habrá que entender que hay poca chance de modificarlas
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Las reglas de la Tradición astrológica aconsejan no comenzar nada en momentos de eclipse porque lo que se comience no funcionará en la forma esperada
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La astrología ha estudiado los eclipses durante siglos y la estadística demuestra sus efectos significativos. Los cambios son evidentes, las relaciones entre personas se definen, algunas puertas se abren…. y otras se cierran para siempre
Nunca hay menos de dos eclipses solares al año y nunca más de siete (este año 2018 habrá 5). El número habitual de eclipses (solares y lunares) es de cuatro: dos de sol y dos de luna.
Normalmente se producen en pares, lo cual significa que el eclipse de la luna llega dos semanas antes o después que el eclipse del sol. Ha habido años, en los que no hubo eclipses de Luna, pero todos los años hay eclipses solares. El ciclo de eclipses se repite cada 170 días.
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Las personas nacidas durante un eclipse son más frágiles durante el primer año de vida, pero se vuelven más fuertes conforme crecen e inclusive tienen la posibilidad de hacerse famosos y cumplir una misión importante.
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