Un grupo de jóvenes ingenieros crea un respirador artificial de bajo costo

Nicolás Amaro y Mariano Sáez, pergaminenses, son integrantes de un grupo de jóvenes que fabricó un respirador artificial de bajo costo para combatir al coronavirus.
respirador artificial

Un grupo de jóvenes ingenieros radicados en Rosario, entre ellos dos pergaminenses llamados Nicolás Amaro y Mariano Sáez, creó un respirador artificial de bajo costo que puede ayudar a combatir las consecuencias del coronavirus en los pacientes más graves, que hacen una insuficiencia respiratoria y necesitan ventilación mecánica para salvar sus vidas.

Mientras Argentina se prepara para el avance del virus e intenta multiplicar recursos que eviten el colapso del sistema sanitario, Nicolás Amaro (Diseñador Industrial) y Mariano Sáez (Ingeniero Mecánico) se dedicaron a colaborar con una causa que involucra al mundo entero: la fabricación de insumos médicos que escasean en las salas de emergencia y de terapia intensiva y que obligan a los médicos a elegir entre un paciente y otro a la hora de definir a quién tratar de salvar.

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El grupo de jóvenes innovadores lleva el nombre de Inventu Ingeniería y, junto a la Universidad Nacional de Rosario, están terminando el prototipo de un respirador articial de “bajo costo, especíco para COVID-19 y que sea fabricable en escala

¿Cómo se les ocurrió? “Viendo la tele. Arrancamos hace dos semanas. Vimos la falta de equipos médicos y empezamos a ver cómo podíamos fabricar respiradores. Nos dimos la cabeza contra la pared cuando descubrimos que acá no había insumos medicinales para hacerlos. Entonces dijimos ‘¿qué pasa si los podemos fabricar con componentes industriales standard, que abundan, de los que hoy hay más disponibilidad todavía por el hecho que la industria, en general, está parada’.

Si bien hay algunas que están súper desbordadas, como la médica, hay un montón, como petroquímica, metalmecánicas, agroindustria, transporte, por ejemplo, donde se consiguen componentes fácilmente. Entonces, pensamos en hacer el respirador con los componentes que sobran en el mundo y no con los que faltan, así lo podríamos replicar”, cuenta Simón Carpman, ingeniero mecánico nacido de 34 años.

“Hoy el problema para fabricar un equipo no es la mano de obra ni la capacidad productiva de la fábrica sino determinados componentes que están saturados y se necesitan para, por ejemplo, medir el flujo de aire lento y a bajo caudal. Logramos resolver con otros componentes, los compramos en dos días y ahora tenemos que validar que funcione”, se esperanzan.

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Nada los detiene. Conscientes de que si la infección aumenta, el sistema sanitario podría colapsar, pusieron todo su conocimiento al servicio del desarrollo de este prototipo que significaría un gran aporte para combatir el coronavirus. Ojalá les vaya súper bien y gracias por poner el foco en algo tan importante.

El grupo de trabajo que hoy está haciendo foco en el respirador artificial está integrado por Simón Carpman (Ingeniero Mecánico), Darío Fernández (Ingeniero Eléctrico) Nicolás Amaro (Diseñador Industrial) Juan Alvarez (Ingeniero Electrónico), Ana Lombard (Diseñadora Industrial), Mariano Sáez (Ingeniero Mecánico), Albano Carle (Gerente) Ciro Civria (Técnico) Leonardo Contreras (Ingeniero Electrónico) Facundo Villegas (Técnico) José Verdini (Técnico), Germán Campero (Ingeniero Mecánico) y Roberto Bisso (Proyectos de Ciudades).

Además de este respirador, que será una gran noticia cuando empiece a funcionar, Amaro, Sáez y el grupo de jóvenes rosarinos hacen diseño y modelado 3D, máquinas y mecanismos personalizados que pueden tener un gran impacto a la hora de pensar un mundo más saludable. Hicieron un bus híbrido, un trolebús eléctrico y cargadores para vehículos eléctricos, implementaron alarmas comunitarias y de pánico y desarrollaron varios productos que combinan salud, conciencia ambiental y gamificación.

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