A pesar de las voces que suelen denostar el consumo de harinas, en estos últimos tiempos algunos productos típicos de la cocina elaborados en base a este ingrediente, han vuelto con nuevo ímpetu. Tal es el caso del pan, por ejemplo, cuyos bríos renovados vienen de la mano de una elaboración más artesanal, casera.
Y aunque indudablemente es laborioso, hacer pan es también una de las tareas de la cocina que da más satisfacción personal. Y el motivo del regreso con gloria del pan casero tiene que ver especialmente con el rechazo a los procesos industriales de panificación, a las harinas estándar y a los sabores sin matices. La búsqueda en cambio pasa por una mayor riqueza de sabores, texturas y propiedades nutricionales.
Leé más: Cómo hacer pan casero: el aliado perfecto de una picada
Tal como comenta Alessia Cisternino en su columna del diario ABC de España “no se entendería la revolución del pan sin el triunfo planetario de la masa madre natural. Se trata de un paciente cultivo de levaduras y bacterias a partir de dos sencillos ingredientes: agua y harina, nada más”.
Más adelante explica que “la mezcla se guarda en un recipiente hermético, se conserva en la heladera y se “alimenta” con más agua y más harina hasta que las levaduras y las bacterias sean suficientes como para fermentar pan. La masa madre natural sustituye la levadura de panadero en el proceso de elaboración del pan, al que confiere sabor (ligeramente más ácido), aroma y textura”.
Podés leer: Cereales y semillas: alimentos novedosos y diferentes que hacen bien
Para la masa madre
Para el pan (aproximadamente dos panes de 400 gramos)
Para la masa madre
Mezclar las harinas con el agua y dejarlas descansar un día. Pasado ese tiempo, debemos retirar un poco de la masa madre y agregar nuevamente partes iguales de harinas y agua, integrar y descansar nuevamente.
Repetir cada tanto y así la masa perdurará en el tiempo (usando masa madre como fermento para hacer pan).
Podés leer: Salud y sabor: cómo hacer pan sin harina y con semillas
Para el pan
Tomamos un bol y en él colocamos todos los ingredientes secos y la masa madre e iremos añadiendo el agua hasta que se integre con el resto de los ingredientes y obtengamos una pasta.
La sacamos del bol sobre una superficie de trabajo limpia y lisa ligeramente enharinada y comenzamos a amasar. En este punto hay distintas técnicas que podemos seguir. Lo importante es amasar y dejar reposar alternativamente. Por ejemplo, podemos amasar suavemente durante 20/30 segundos y dejar reposar unos 15 minutos repitiendo esta operación consecutivamente hasta tener una masa lisa y suave.
El tiempo de amasado depende de la harina y de sus propiedades. No te agobies horas amasando sin parar. Para un buen pan es mucho mejor dejar el bollo en reposo, el tiempo y la paciencia así como una fermentación lenta y progresiva harán un pan magnífico.
En ese punto ya dejaremos la masa reposar en un recipiente convenientemente enharinado y tapado con film transparente al menos unas 3 horas.
Una vez transcurridas las tres horas la masa habrá subido. A continuación la sacamos del bol y la apretamos para que expulse el aire y vuelva a levar. Allí la dividimos en 2 partes iguales y formamos una barra gruesa enrollando sobre sí mismo la masa y ejerciendo presión para que se forme bien la miga.
Leé más: Beneficios de los frutos secos: energía saludable
A continuación llevamos las dos barras que hemos formado a una fuente de horno con papel antiadherente y las dejamos reposar y levar entre 3 y 6 horas. Este período de tiempo dependerá de las condiciones climáticas del ambiente donde estemos trabajando. Lo importante es que deben aproximadamente triplicar su tamaño.
Unos momentos antes de que la masa alcance ese punto ponemos el horno a precalentar a unos 250°C.
Debemos hacerles unos cortes superficiales a las barras y luego introducirlas al horno junto a una fuente con agua para generar humedad y los dejaremos unos 10 minutos a esta temperatura y otros 25-35 minutos a 200ºC.
Una vez transcurrido este tiempo, podemos sacarlos del horno. Uno de los errores más habituales al hacer pan casero es querer comerlo caliente. Hasta que no esté frío no se debe cortar el pan en rebanadas.
Quizás podría interesarte: Pan de banana: una receta exquisita, fácil y saludable
Seguí leyendo:
Utilizamos cookies de terceros para mostrar publicidad relacionada con tus preferencias. Si continúas navegando consideramos que acepta el uso de cookies. Puede obtener más información en:
Politica de Privacidad